La digestión y la eficacia general del sistema digestivo dependen de muchos mecanismos que son responsables, por ejemplo, del movimiento de los alimentos a lo largo del tracto digestivo o de la secreción de sales biliares o enzimas producidas en la glándula salival y el páncreas. Algunos de los mecanismos mencionados dependen de la estructura de la pared intestinal y otros de la influencia del sistema nervioso central. Los reflejos nerviosos provocan una enorme influencia de la psique y las emociones en el funcionamiento del sistema digestivo. 

Los trastornos gastrointestinales funcionales afectan hasta el 70% de la población humana en algún momento de su vida. Estos trastornos no tienen una causa física obvia, pero pueden causar un malestar significativo. Sin embargo, las investigaciones han sugerido durante años que el estrés es un factor muy importante. La relación entre el estrés y los trastornos gastrointestinales es compleja y bidireccional, pero se sabe que el estrés puede desencadenar, empeorar o ser consecuencia del dolor y otros síntomas. 

El estrés y el sistema digestivo. 

¿Quién de nosotros no ha experimentado la sensación de tener dolor de estómago? También algunos de nosotros podemos experimentar menudo la llamada diarrea por estrés. Estos síntomas ilustran mejor la influencia que tiene el sistema nervioso en nuestra digestión. Cuando estamos extremadamente estresados, el sistema nervioso central envía información a nuestro tracto digestivo a través del sistema autónomo. Este tipo de estimulación estresante provoca una fuerte contracción muscular, lo que provoca una sensación de opresión en el estómago o dolor abdominal. Además, nuestro cuerpo interpreta un estrés fuerte como una amenaza para nuestras vidas. En ese momento, el sistema autónomo estimula nuestro corazón y, mediante la contracción de las arterias, redirige la sangre principalmente a los músculos y pulmones. Entonces el sistema digestivo pierde importancia para el organismo. La peristalsis se acelera, pero el proceso de digestión no se desarrolla correctamente y gran parte de los alimentos no se absorben, lo que acaba con la diarrea estresante antes mencionada 

Si bien los episodios de estrés son raros, no causan mucho daño a nuestro organismo. Sin embargo, la situación es completamente diferente en presencia de estrés crónico. Al principio, el efecto adverso del estrés constante sobre el sistema digestivo suele manifestarse por dolor abdominal nervioso. Es un dolor bastante característico que se presenta principalmente durante el reposo, acompañado de opresión en el estómago y sensación de ansiedad. También pueden aparecer náuseas por estrés y, en el caso de personas más sensibles, vómitos. Si el estrés continúa, se pueden desarrollar enfermedades graves del sistema digestivo, como: 

  • Síndrome del intestino irritable (SII): Es una enfermedad funcional típica del sistema digestivo, que no se debe a trastornos en su estructura, sino a trastornos emocionales y nerviosos. Se caracteriza principalmente por estreñimiento y diarrea alternados acompañados de dolor abdominal. 
  • Enfermedades inflamatorias del intestino: Este es un grupo de enfermedades del sistema digestivo que son más peligrosas para la salud y la vida. Hasta hace poco, sólo se suponía que la frecuencia de su aparición estaba influenciada por el estado emocional de una persona. Ahora se sabe que enfermedades como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn son mucho más comunes entre las personas que sufren estrés crónico.

El estrés afecta a muchos sistemas del cuerpo humano. Provoca cambios en los sistemas cardiovascular, muscular, urinario, nervioso, etc. Pero el sistema digestivo es particularmente sensible al estrés.  

El estrés también puede intensificar los síntomas de enfermedades existentes en el sistema digestivo y alterar el proceso de digestión al: 

  • Dirigir la sangre desde los intestinos a los músculos. 
  • Ralentizar la producción de saliva, lo que significa reducir la cantidad de enzimas disponibles para la digestión. 
  • Disminución de la protección del estómago contra los ácidos. 
  • Digestión lenta o diarrea repentina, que reduce la absorción de nutrientes. 
  • Calambres repentinos en el estómago y el esófago. 

Estas dolencias son inofensivas a corto plazo. Sin embargo, cuando el estrés nos acompaña durante mucho tiempo, puede provocar una nutrición inadecuada del organismo y un deterioro de su funcionamiento. 

En Salud Interactiva llevamos 25 años cuidando de tu salud, conoce todos los beneficios que tenemos para ti y tu familia https://www.saludinteractiva.mx/ 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.