Entre los muchos cambios que ha generado la pandemia se encuentra el avance de la atención médica digital. Pero más allá de la telemedicina, mucho más allá, este nuevo paradigma de la atención sanitaria se ha extendido a un terreno caracterizado por el protagonismo de la tecnología en el tratamiento de determinadas enfermedades: la Terapia Digital.

Tal y como explica la alianza Terapéutica Digital, una organización sin ánimo de lucro que impulsa la digitalización en el mundo de la salud, esta modalidad de tratamiento utiliza potentes desarrollos informáticos para prevenir, controlar o tratar un trastorno o una enfermedad a través, por ejemplo, de una aplicación móvil. Se trata de softwares robustos, testados clínicamente y sujetos a regulación por parte de las autoridades, que son compatibles con la administración de medicamentos. Estos programas informáticos se pueden integrar en dispositivos como los smartphones o tablets y ayudar así a mejorar la atención médica en áreas geográficas remotas.

Aunque la pandemia ha impulsado este tipo de terapias, hay especialidades en las que estas soluciones tecnológicas ya han alcanzado cierta madurez, como los trastornos mentales crónicos.

La Alianza Terapéutica Digital cuenta con una biblioteca de productos de Terapia Digital que se basan en un decálogo de principios comunes, entre ellos:

  • Tienen como objetivo prevenir, controlar o tratar un trastorno o enfermedad médica.
  • Involucran a los usuarios en sus procesos de desarrollo y uso.
  • Cumplen con los principios de privacidad y seguridad del paciente.
  • Incorporan los resultados de los ensayos publicados en revistas especializadas.
  • Están sometidos a un control de riesgo, eficacia y uso por parte de las autoridades.

Softwares, apps y videojuegos

Existen muchas soluciones de Terapia Digital. Una de ellas es Insulia, un software que se administra con receta y cuyo objetivo es ayudar a los diabéticos tipo 2 a controlar su condición. Se trata de un programa informático que se puede utilizar en un smartphone u ordenador compatible que sugiere a los pacientes dosis personalizadas de insulina y les ofrece recomendaciones para controlar la diabetes.

Por su parte, Kaiku Health es una aplicación de apoyo a pacientes con cáncer que les permite informar sobre los síntomas que sufren para obtener a continuación instrucciones de auto atención.

Kaiku Health permite reducir las visitas presenciales a los centros de salud y obtener una atención más rápida y eficaz. Los datos que aporta esta app, unidos a la investigación clínica abren nuevas oportunidades para evaluar la efectividad de los tratamientos y sus resultados a largo plazo.

Junto a estas y a otras soluciones que figuran en la biblioteca de la Alianza existen otros ejemplos de terapia digital que también han sido avalados por las diferentes autoridades sanitarias.

Limitaciones del uso de terapias digitales

Sin embargo, a pesar de las virtudes de estas terapias digitales, todavía existen ciertas limitaciones a su uso generalizado. Una de ellas tiene que ver con los problemas de privacidad que afectan a otras tecnologías como la Inteligencia Artificial en un área tan sensible como la salud. Estos datos tienen una protección cada vez mayor y requieren medidas de ciberseguridad robustas y fiables para que este tipo de tecnología se pueda implementar.

Además, todavía no existe un organismo regulador en Europa que sea capaz de verificar la utilidad de estas tecnologías y añadirlas a un registro oficial que las haga plenamente confiables. A ello se le añade las dudas sobre la adherencia de este tipo de sistemas a largo plazo por parte de los pacientes, algo especialmente importante en enfermedades de carácter crónico.

En cualquier caso, está claro que la tecnología va a seguir jugando un papel fundamental a la hora de complementar la acción de los médicos en la prevención, control y tratamiento de numerosas enfermedades, especialmente a medida que avanza la carrera digital.

 

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