¿Qué es la autoestima?

Se conoce como autoestima a un conjunto de percepciones, valoraciones y apreciaciones que un individuo tiene respecto a sí mismo o a las actividades que realiza. Esto puede enfocarse en la totalidad de su persona, en sus labores, o en la apariencia corporal, etc. Se trata de la evaluación que hacemos ordinariamente de nosotros mismos.

Todas las personas poseen una proyección mental de quiénes son, cómo lucen, en qué son buenos y en qué son malos, y cómo los perciben los demás. Sea o no cierta esa descripción que hacemos de nosotros mismos, lo cierto es que se forma durante la infancia y sobre ella descansa nuestra relación con nosotros mismos: la autoestima.

La autoestima es un concepto de importancia dentro de las disciplinas de la psicología y la educación, tanto así que su definición regularmente depende del abordaje psicológico que se prefiera. Como la teoría de la pirámide para las “Necesidades de autoestima”, tales como aceptación, confianza, éxito o respeto.

La autoestima es un valor clave en nuestra relación con los demás, pues cada uno admite la cantidad de amor o, por el contrario, las formas de maltrato, que siente que merece.

Autoestima baja

Coloquialmente se habla de autoestima “baja” cuando las personas exhiben alguna de las siguientes conductas:

  • Autocrítica constante. La persona se mantiene en un perpetuo estado de insatisfacción, disminuyendo o viéndole el lado negativo a todo lo que hace o recibe.
  • Hipersensibilidad a la crítica. La persona tolera poco las críticas y se muestra hostil ante quienes lo cuestionan, y es fácil de resentirse.
  • Deseo compulsivo de complacer. La persona pone por encima de sus propias necesidades las de los demás, con tal de recibir aprobación de ellos, y es incapaz de decir que no.
  • Perfeccionismo. La persona se exige a sí misma hacer las cosas perfectamente, lo cual a menudo es imposible, y el menor fallo representa para ella una catástrofe.
  • Culpabilidad constante. La persona es incapaz de perdonarse errores y se condena eternamente por ellos.
  • Defensividad. La persona reacciona ante la vida como bajo un constante ataque, y es incapaz de pactar del todo con el goce de vivir o la alegría.

Algunos consejos simples para atender la autoestima son:

  • Evitar la comparación. Entender que cada uno hace lo que puede con lo que le tocó en suerte.
  • Aceptarse a sí mismo. Cada persona es única e irrepetible, por lo que no sirve de nada compararse con el resto del mundo.
  • Ser realista. Respecto a las metas propuestas (que sean alcanzables y a corto y mediano plazo es mejor), pero también a los defectos y virtudes (no agrandarlos ni minimizarlos).
  • Hacer las paces. Con el pasado y los errores cometidos, con los daños recibidos o con lo perdido. Es indispensable dejar ir para poder vivir en el presente.
  • Defender lo propio. No ceder a las peticiones ajenas que contradigan lo que deseamos o queremos, ni renunciar a lo que buscamos por simplemente recibir aprobación ajena. La propia es la más importante.
  • Salir de nuestra zona de confort. Asumir que la vida trae riesgos, opciones, decisiones, caídas, remontadas, aprendizajes, cambios, y que el letargo de no hacer nada por miedo, se aleja mucho del concepto de vida.
  • Vivir el presente. La vida nos da una nueva oportunidad cada día, y si eres capaz de vivir el aquí y ahora, tendrás múltiples ocasiones para aprender nuevos recursos y disfrutar plenamente los buenos momentos.
  • Reconocer los logros y capacidades. Es importante que empieces a reflexionar, recordar y reconocer los logros que forman parte de tu vida y que se han producido gracias a ti.
  • Trabajar los pensamientos limitantes y el lenguaje verbal. Los pensamientos negativos proyectados sobre uno mismo destruyen la autoestima, por eso es muy importante sustituirlos por otros más sanos.

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